domingo, 19 de noviembre de 2017

Condena consentida

No quieres. No te apetece. Llevas un tiempo sin ganas aunque no sabes por qué.
Él sí tiene. Acepta que tú no. Lo acepta pero le jode, y tú te sientes fatal.
Le quieres, y te parece que no se lo demuestras. Sientes que algo falla dentro de ti.
Hoy tampoco tienes ganas. Estáis solos y él espera que por fin digas que sí.
Accedes sin saber por qué. Inconscientemente piensas que tiene derecho.
Besos, caricias, ansia y dulzura. Tu cuerpo reacciona y hasta te alegras.
Un estallido de placer al llegar la primera. Y entonces todo se tuerce.
Tarda en terminar. Tú estás deseando que lo haga. No te gusta estar así.
Deseas con toda tu alma decirle que pare… pero no lo haces.
Algo dentro de ti dice tiene derecho. Es su turno, te guste o no.
Si se lo pidieses pararía. Pero no te parece justo. Solo esperas que acabe ya.
Termina y hay lágrimas en tus ojos. «Te quiero». «Y yo a ti». Y no mientes.
Te escabulles al baño con una excusa y te miras en el espejo.
Sola. Desnuda. Frágil. Avergonzada. Víctima de ti misma.
Porque si no has dicho NO ¿es una violación consentida o una autoviolación?



Este texto, como seguramente muchos hayáis notado, no es nuevo. No es más que una reformulación de El texto para adaptarlo al formato que me pedían para un evento. El evento no es otra cosa que el Recital contra la violencia de género que organiza la Asociación cultural HABLA el próximo viernes 24 de noviembre a las 19:00 en el auditorio de la Biblioteca de Castilla y León. Allí estaré recitando junto con otras muchas personas, por si a alguien le apetece pasarse.


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